Los plásticos de un solo uso representan casi la mitad de todos los residuos plásticos a nivel mundial, y muchos de ellos son desechados después de haber sido utilizados tan sólo unos pocos minutos.
Botella de amor es una organización sin fines de lucro que, en alianza con 4e Madera Plástica, comenzó a impulsar acciones para dar una segunda oportunidad y una solución ambiental a estos residuos, promoviendo además prácticas de consumo responsable. Las botellas de amor consisten, esencialmente, en envases (PET de gaseosas, bidones de agua, envases de shampoo o acondicionador) rellenos con plásticos de un solo uso compactados. Una vez que son captadas por la fundación, las botellas se trasladan a la planta de 4e para que la empresa las transforme en mobiliario urbano de madera plástica.
Una solución participativa a los residuos plásticos del penitenciario
La municipalidad de Magdalena es uno de los tantos municipios que se ha sumado a la iniciativa de Botella de Amor, para incorporarla como parte de la gestión municipal de residuos sólidos urbanos. En febrero de 2020, el proyecto comenzó a implementarse en la Unidad Nº35 del penitenciario, con la participación de personas privadas de su libertad, y en articulación con el Centro de Acceso a la Justicia (CAJUS).
Entrevistamos a Natalia Credaro, del Centro de Acceso a la Justicia, y a Sebastián Fleita, Director de Cultura y Prensa de Magdalena, quienes participan del proyecto.
Sobre la implementación del programa en la municipalidad, Sebastián afirma “estamos muy contentos con el acompañamiento que venimos teniendo de los distintos actores de nuestra comunidad. Es fundamental para obtener mejores resultados y entre todos vamos a tener la ciudad sustentable que tanto queremos”.
“La idea de implementar este proyecto en el ámbito penitenciario surgió a partir de la necesidad de concientizar a la población acerca de la importancia del reciclaje y la reutilización de los residuos, para favorecer el cuidado del medio ambiente. En las Unidades Penitenciarias se produce mucha cantidad de residuos, principalmente, todo tipo de plásticos. Por lo tanto, nos pareció una muy buena iniciativa acompañar el proyecto “Botellas de amor” implementado por la Municipalidad de Magdalena. También es una manera de participar en el cuidado y la limpieza de las Unidades, ya que allí la recolección de residuos se realiza con poca frecuencia. Por lo tanto, la basura se acumula en grandes cantidades.”, destaca Natalia Credaro.
El proyecto tiene como propósito reducir la cantidad de residuos generados en las unidades, generando conciencia ambiental en los internos y promoviendo la transformación de estos residuos en nuevos productos con impacto social y ambiental positivo.

Acciones contagiosas
Actualmente participan más de 100 internos y se busca difundirlo por las restantes unidades del complejo, para que cada vez sean más los pabellones participantes. Además, se espera que el personal penitenciario pueda sumarse en algún momento, ya que es un sector que también genera una gran cantidad de residuos plásticos que, por el momento, no están siendo reciclados. El proceso de capacitación se llevó a cabo mediante charlas informativas con los referentes del pabellón en el cual se desarrolló inicialmente el proyecto. “A partir de videos y material escrito, los internos pudieron comprender de qué manera realizar el reciclaje de manera efectiva y lo difundieron al resto de sus compañeros. Además, la información circuló entre los referentes de diferentes pabellones, por lo cual en la actualidad se han sumado mayor cantidad de internos.”
Trabajo en equipo para la economía circular
Natalia, además, sostiene que “los beneficios que obtienen los internos con este tipo de programas consisten en mantenerse realizando una actividad que implica constancia y concentración; en la que por lo general trabajan en equipo, dividiendo las tareas. Por lo tanto, toda actividad que se realiza en un pabellón, genera unión y posibilita que los internos se mantengan alejados de los conflictos, ya que existe una tarea que los integra. Otro beneficio se relaciona con el aprendizaje de un nuevo modo de vida, vinculado con el cuidado del medio ambiente. En charlas con los internos que participan del proyecto, muchos manifestaron que nunca pensaron en la idea de reciclar y reutilizar los residuos. Por lo tanto, quizás esta conducta que iniciaron estando detenidos, la puedan replicar cuando salgan en libertad.”
“Trabajar y articular con las unidades penitenciarias, donde hay miles de personas y se consume mucho plástico, es muy importante. Tratamos de apoyarlos y acompañarlos en todo lo que podemos y ver el compromiso que asumieron nos pone muy felices. Ojalá cada vez seamos más los que reciclamos Botellas de amor”, expresa Sebastián.