En las últimas décadas un nuevo modelo de consumo ha transformado nuestros hábitos de compra. Se ha ampliado la oferta de productos envasados, de productos de un solo uso y el hecho de comprar en el supermercado donde nos servimos solos, hizo que las empresas busquen el modo de atraer la mirada del comprador usando diseños y materiales atractivos para los envases. O sea que, queriendo o sin querer, cuando compramos estos productos estamos consumiendo -y pagando- inmensas cantidades de recursos naturales: papel, aluminio, madera y plásticos que poco después de llegar a casa, los tiramos.
La prevención implica reducir la cantidad de residuos innecesarios, reutilizar siempre que sea posible y evitar las diversas formas de contaminación que se producen a lo largo del ciclo de vida de los productos y que pueden afectar la salud de las personas y de los ecosistemas tanto de entornos cercanos como lejanos.
Esta guía nace con el propósito de ayudarlos a comprender por qué debemos reducir y reutilizar los residuos que generamos y ofrecerles una serie de buenas ideas para poder actuar en consecuencia.
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La reducción de los residuos de envoltorios y envases implica tener en cuenta criterios ambientales a la hora de escoger los productos. Por ejemplo, en los supermercados cada vez encontramos más productos envasados, incluyendo frutas y verduras en bandejas plásticas. Además de producir un residuo innecesario, en muchos casos estamos pagando el envase a precio de producto.
A nivel mundial se desperdician casi el 40% de los alimentos producidos, simultáneamente, hay 800 millones de personas que padecen hambre o desnutrición en el mundo. Por eso, recomendamos cocinar de manera responsable y planificar las compras para evitar desperdicios.
A la hora de comprar también es bueno averiguar si el fabricante utiliza materia prima reciclada y colabora en la gestión del residuo que genera su producto. Muchas de esas empresas adhieren a una política de Responsabilidad Social lo que significa que, de manera activa y voluntaria, contribuyen al mejoramiento social y ambiental.
Antes de tirar un objeto podemos encontrar a alguien que lo necesite y de este modo darle una nueva oportunidad. Así ahorraremos recursos naturales, produciremos menos residuos y reduciremos la contaminación.
Los productos de limpieza convencionales contienen una carga tóxica elevada innecesaria muchas veces para la limpieza del hogar. Como principio de prevención, deberíamos intentar reducir el uso ese tipo de productos para evitar los efectos sobre nuestra salud, la de la comunidad y la del planeta. Incluso si utilizamos productos naturales también deberíamos seguir el principio de precaución.
Aunque separemos y reciclemos nuestros residuos, siempre hay una porción que va a la basura, como pañales, compresas, material sanitario, etc. Por eso, es interesante empezar a conocer qué oportunidades encontramos para reducir el impacto de esta cantidad de residuos sólidos.
La mayor parte de nuestros residuos son orgánicos. Una gran alternativa es producir compost en casa para transformar los residuos en recursos.
No solo es necesario un cambio de hábitos, sino que proponemos realizar una revisión sobre nuestras prioridades y sistema de valores y modelar -cuando lo consideremos necesario- un cambio en nuestros comportamientos relativos al consumo