En Argentina, se produce en promedio 1 kilogramo de residuos por día por habitante, y aproximadamente el 50% de ese peso corresponde a residuos orgánicos. Esa fracción orgánica de los residuos, a su vez, es la que se descompone más rápidamente, pudiendo generar olores, lixiviados y riesgo sanitario.
Un hábito con grandes impactos positivos
Incentivar el compostaje domiciliario puede generar múltiples beneficios en términos ambientales, sociales y económicos.
En primer lugar, la separación y el compostaje de la fracción orgánica puede disminuir considerablemente el volumen de los residuos que llegan a la disposición final en rellenos sanitarios o basurales, descomprimiento un asunto de relevancia en las gestiones locales al disminuir la frecuencia de la recolección, el gasto de transporte, las inversiones en maquinaria y equipamiento, la utilización de superficies de suelo y el uso de energía.
A su vez, reduce lixiviados en el sitio de disposición final y emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, el compost obtenido de este proceso es un producto que mejora la calidad del suelo y contribuye a incentivar la producción agroecológica de pequeña escala.
Por otra parte, fomenta el involucramiento activo de la ciudadanía en la problemática de los residuos y permite separar también adecuadamente otros residuos para reciclaje. Finalmente, esta separación facilita que la fracción reciclable de los residuos llegue en mejores condiciones de higiene y conservación a manos de recuperadores urbanos, recicladores, plantas de reciclaje y empresas transformadoras, lo cual también incrementa el beneficio económico de estos materiales.
Guías de compostaje domiciliario
Existe una gran cantidad de guías y manuales con recomendaciones para promover el compostaje domiciliario. ¡Te dejamos algunas para descargar!